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Bibliobus Diputación de Salamanca JM García

El autobús que transporta el 'mundo' por los pueblos de Salamanca: «Nos mantiene vivos»

De los más pequeños a los más grandes. Dicen que la cultura es riqueza y conocimiento, información y entretenimiento; el Bibliobús de la Diputación transporta a la provincia el mundo del pasado, del futuro y el imaginario

Martes, 27 de mayo 2025, 20:16

«Este autobús da vida».

«Aprendió a leer cuentos siendo anciana y nunca ha faltado a una cita con el autobús».

«Gracias a este autobús seguimos teniendo acceso a la cultura».

Son las nueve en punto de la mañana. Suena una peculiar versión de Stravinski en Calvarrasa de Arriba y los vecinos saben quien llega. El Bibliobús despierta a los más dormilones y da los buenos días a aquellos que con ansia y desde hace un mes quieren cambiar, solicitar y devolver libros. Personas mayores, jóvenes e incluso niños suben las escaleras del vehículo. Primera parada, la plaza del pueblo. Segunda parada, el colegio.

«Las personas mayores deberíamos leer más, no estar todo el día viendo la tele»

David es el primero. Tiene unos 80 años y porta una bolsa roja en la que se puede leer 'Bibliobús'. Se lleva dos novelas antiguas, su género preferido junto al histórico. «Me gusta ir muy lento, analizar y adquirir la información de cada capítulo. Me gusta aprender del pasado para vivir el presente», señala al salir del vehículo. «Si no pudiera acceder a estos libros... el bibliobús nos da una oportunidad. Creo que para los pueblos más pequeños es un lujo. Las personas mayores deberíamos leer más, no estar todo el día viendo la tele. Me encanta un libro, me encanta informarme».

A los mandos durante más de 35 años

Los vecinos llegan y hacen cola detrás de David, quien tenía recomendaciones ya previstas en voz de Bernardo y Alba. El primero lleva recorriendo la provincia charra con el bibliobús desde hace 35 años. Conductor con pasión de bibliotecario, ayuda en todo lo que puede a su compañera y llama por el nombre de pila a todos los que se acercan, recuerda con especial devoción a una anciana, quien a la muerte de su marido decidió aprender a leer. «Comenzó con cuentos para niños y después devoraba las novelas», confiesa.

Regala tiempo, regala entretenimiento y conocimiento de generación en generación. «Es una forma de llegar con la cultura a todos los pueblos de Salamanca, a cada rincón de la provincia. Que todo el mundo, pertenezca a un pueblo más o menos grande, tenga la oportunidad de leer una revista, un cuento o una novela, de ver una película o un documental. Hemos pasado de prestar libros a los abuelos a ver ahora como vienen sus hijas y sus nietos. De verlos de pequeños a ahora como adultos».

El rincón de la lectura

En uno de los laterales se divisa la ventana, el rincón de lectura, donde los bibliotecarios han depositado los libros de moda o en consonancia con la actualidad y la época del año. Los huertos, la muerte del papá o toda la colección de Mario Vargas Llosa, recientemente fallecido. «El objetivo es que sea como una biblioteca física, aunque ellos no puedan quedarse a leer aquí, pero es similar. De hecho, llegamos a tener más variedad que bibliotecas físicas de pequeños pueblos», explica Fátima, cuyas expresiones son un libro abierto, es feliz dedicándose a la afición que le robaba horas y horas de pequeña: la lectura.

«Funciona como la antigua botica. Nos conocemos entre todos, ellos nos recomiendan y nosotros les recomendamos. Hay vídeos que nos llegan que ya sabemos el nombre de la persona que se lo va a leer. Esto es una maravilla. Hay diferentes personalidades, diferentes gustos... Aquí tenemos el mundo en cierta manera. Tenemos extranjeros incluso, el pueblo, el mundo rural es multicultural», relata.

«El mundo rural es un universo que es pasado, pero que sigue siendo presente y lo va a seguir siendo en lo que ellas estén y nosotros lleguemos»

Ella da, pero también recibe: «He aprendido a ser más abierta. Nos piden mucha sección de campo, de local... estaba acostumbrada a otros gustos. Y no solo antiguos, hay gente que nos pide libros que todavía no han salido, están siempre actualizados. El mundo rural es un universo que es pasado, pero que sigue siendo presente y lo va a seguir siendo en lo que ellas estén y nosotros lleguemos. Traemos libros de memoria, para hacer ganchillo... Esto es una experiencia de vida, no dejo de sorprenderme, he llegado a conocer gente mayor que ha empezado a leer gracias al bibliobús».

Sigue llegando gente. Raquel tiene 33 años y lleva esperando al Bibliobús desde que tenía literalmente tres añitos. «Recuerdo que cuando se fue la anterior bibliotecaria la eché de menos. Soy de aquí, venía al colegio aquí y siempre he venido. Esto nos da ida. Ahora y de pequeño venías ilusionadísima», cuenta.

Parada en el colegio

La siguiente parada se encuentra a tan solo unos metros. Es el colegio del municipio donde una decena de niños y niñas esperan con sus bolsitas la llegada del vehículo, van acompañados de dos maestras, quienes también alaban la presencia del Bibliobús. Es todo positivo. Sacan libros, tanto para ellas, como para el aula, como los propios alumnos para luego llevarlos a casa.

Ellos sí pueden sentarse en el suelo y ponerse a leer. No hay tiempo que perder para meterse de lleno en una nueva aventura.

Sin embargo, el caso de Calvarrasa es excepcional, seguramente por su cercanía a la capital. Bernardo cuenta decepcionado la cantidad de colegios que ha ido viendo cerrar a lo largo de los 35 años que lleva trabajando. «Da mucha tristeza, mucha, también tenemos contacto con mucha gente mayor y al final vas viendo ver y venir a gente», comenta.

La ruta continúa

Siguientes paradas; Anaya de Alba, Navales y Valdecarros. Es la ruta de los miércoles, de uno al mes.

Un imán de nevera marca los días en los que el Bibliobús aparecerá en el pueblo.

La ruta continúa.

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