Los buitres matan a una vaca y su cría durante el parto

La pesadilla continúa para los ganaderos del oeste salmantino. Esta mañana, Juan Luis Delgado, presidente de ASAJA Salamanca, ha sufrido en su propia explotación un nuevo y devastador ataque de buitres. Una vaca y su ternero, que se encontraba en pleno parto, han sido brutalmente atacados y devorados por un grupo de más de un centenar de estas aves carroñeras.

Es el tercer ataque registrado en menos de un mes en esta zona del noroeste salmantino, lo que demuestra que no estamos ante un hecho aislado, sino ante una problemática recurrente y creciente que exige una respuesta inmediata por parte de las administraciones.

Delgado ha relatado cómo se han producido los hechos, señalando un precedente inmediato que podría haber actuado como desencadenante: «Hace una semana murió un animal enfermo en ese mismo lugar, y los buitres acudieron entonces a alimentarse del cadáver. Desde ese momento, parece que identificaron la zona como un punto fácil de ataque y hoy, una vaca ha coincidido en parir justo ahí, y a primera hora los buitres han vuelto, se han lanzado sobre ella mientras paría y la han devorado junto al ternero. Lo más grave es que esta vez no era un animal enfermo: estaba sana, y no he podido hacer nada para evitarlo».

Juan Luis Delgado ha denunciado la inacción de las autoridades ante este tipo de ataques, cada vez más frecuentes, que no solo suponen un daño económico directo, sino que generan una profunda desesperación e impotencia entre los profesionales del campo. «Ya no podemos ni asistir con tranquilidad al parto de nuestros animales. Esto es insostenible», ha afirmado.

Desde ASAJA Salamanca se exige de nuevo a las administraciones que revisen con urgencia los protocolos de actuación ante ataques de fauna salvaje protegida, así como que se habiliten líneas de compensación rápidas y justas para los ganaderos afectados.

La organización insiste en que la situación es insostenible y reclama a las administraciones que dejen de mirar hacia otro lado. La falta de soluciones ante estos ataques está minando la moral de los ganaderos y poniendo en riesgo la continuidad de muchas explotaciones.

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